Estamos obsesionados con bajar de peso. Muy pocas personas, y sobre todo en el caso de las mujeres, reconocen sentirse en su peso, y siempre que se les pregunta, afirman que deberían perder unos kilos. Sin embargo, las dietas no son exclusiva para este fin, sino que existen diversos tipos de dieta que persiguen diferentes propósitos en el ámbito de la salud, como por ejemplo, la dieta de los diabéticos o de los hipertensos, una dieta para la piel, la dieta para la mujer embarazada, e incluso la dieta para tener una buena salud bucal. Además, tenemos la dieta del bebé recién nacido, hasta su primer año de vida, hasta los 3 años, la dieta del adolescente, y del anciano. Cuando llegamos a la adolescencia, solemos caer en el error de olvidarnos que también en esas etapas de nuestra vida que va desde la edad adulta a la edad madura o anciana, necesitamos cuidar lo que comemos, y no por bajar de peso o adelgazar, sino porque nuestro cuerpo reciba el combustible que necesita para funcionar sin fallos y conservarse en las mejores condiciones.

La dieta y el bienestar

Pensamos que los adultos tenemos prerrogativa para saltarnos las normas alimenticias y hacer lo que nos de la gana. Pero nosotros también necesitamos cuidarnos, pese a que únicamente nos acordamos de esto cuando nos vemos mal frente al espejo, o cuando nos lo ordena nuestro médico.

Aunque a duras penas lo notamos, todavía vivimos en un estado del bienestar, donde no sólo políticamente, sino sobre todo, socialmente, se impone el derecho a gozar de bienestar físico y espiritual. En este sentido, hay países donde se han creado organismos pensados para trabajar en ello, como el Ministerio de la Felicidad, en Venezuela. Tal vez no lleguemos a tanto, pero sí que se extiende con fuerza una corriente que nos empuja a seguir la dieta del bienestar. Y es que una buena dieta, según esta teoría, se basa en cuidar la flora intestinal, y es que ésta que es, en último término, quien se encarga de controlar nuestras defensas, nuestro estado de ánimo, y aunque cueste creerlo, incluso decide si engordamos o adelgazamos. Seguro que te has preguntado muchas veces por qué hay personas que tienen una gran facilidad para bajar de peso y no les afecta el ingerir grandes cantidades de calorías, mientras que otras, se cuidan más y no lo logran. Según los expertos, la culpa es de nuestra flora intestinal, y es que a sus bacterias, también hay que cuidarlas. Ellas son la base de nuestro bienestar. ¿Quieres saber cómo hacer para cuidar tu salud y mejorar tu cuerpo? En los gimnasios femeninos Woman 30 tenemos consulta dietéticaproductos dietéticos. Todo hecho a la medida de tus necesidades.